Toponimia n’asturianu de La Pernía
Xaviel Vilareyo y Villamil
La Pernía es una comarca histórica y natural que comprende
las cuencas más altas de los ríos Carrión y Pisuerga, rodeada de montañas por
su límite norte, comprendía históricamente unos 24 concejos que se van fundiendo
hacia el sur con la meseta.
Refiere la historia que en el año 717 las gentes de los
pueblos del norte y otros muchos cristianos fugitivos del resto de la península
lograron detener en las montañas de Covadonga la invasión árabe y, tras esa
épica batalla, instaurar el reino cristiano de las Asturias. A raíz de todo
ello, la cordillera asturiana se erigió durante aproximadamente un siglo como
frontera y, además, muralla natural que disuadía de cualquier otro conato de
conquista. Sin embargo, no por ello dejaron de darse razias árabes en tierras
cristianas. Los valles fluviales fueron las vías naturales más favorables de
penetración de aquellos invasores, y las épocas de la recolección, previas a la
climatología invernal, eran los tiempos proclives para sus ataques durante las
épocas de verano.
Dentro del reino asturiano nos merece una consideración
particular la comarca de Liébana; la cual por aquel entonces abarcaba también
el valle de Polaciones y La Pernía. Los valles norteños lebaniegos fueron lugar
de refugio de gran número de cristianos de toda la península huidos de la
invasión árabe y, especialmente la vertiente sur de la cordillera, fue confín
meridional de ese reino. El carácter fronterizo y, por tanto, hostil de esta
comarca cismontana conllevó su casi despoblacióny obligó a su reforzamiento
militar. Con este fin y aprovechando el valor estratégico de sus crestas
montañosas, se erigieron sobre ellas fortificaciones para albergue de tropa
cristiana. En la actualidad se constatan vestigios de castros de ese cinturón defe nsivo, cuando menos, en varios
altozanos de las sierras de Corisa y de F.ijar. Por su situación y su altura,
ambas cordilleras resultaban estratégicas, puesto que la sierra de F.ijar se
ubicaba entre los valles fluviales del Ebro y del Pisuerga, mientras que la
sierra de Corisa actuaba como muralla natural que obstaculizaba el paso hacia
Liébana por este último valle. Por las características de las construcciones,
cabe intuir que la ocupación militar de estos asentamientos no era estable,
sino que se ceñía a aquellas épocas del año proclives a las aceifas.
El condado asturiano de Liébana y sus alfoces de Piedras
Negras y Cervera
Quizá la condición de refugio de gentes de los valles
trasmontanos lebaniegos y el carácter fronterizo de la comarca cismontana
fueron las razones por las que se confirió a un conde del reino asturiano (comes)
autoridad militar, administrativa y judicial sobre Liébana. Más aún, quizá la
peculiaridad fronteriza y estratégica de la refe rida comarca sureña de aquel condado
asturiano quizá fuese el motivo por el que se constituyeron los alfoces (territoria)de
Peñas Negras y Cervera, desde cuyos castillos ‘tenentes’ nombrados por
el conde lebaniego gobernaban las localidades bajo su dominio (suburbia
castellorum). Piedras Negras (Petras Nigras) fue en su origen un
baluarte defe nsivo del Reino de Asturias que se erigió aprovechando la situación
estratégica del alto de las Matas y la defe nsa natural que proporcionaba la
geología caprichosa de ese lugar: entre dos crestones de roca paralelos que
despuntan sobre la línea de cumbre. El dominio del alfoz de Piedras Negras
abarcaba toda la cuenca del Pisuerga que se situaba tras de ese bastión, esto
es, las comarcas quehoy día son denominadas La Pernía y Castillería. Tiene
gran interés desde el punto de vista político y administrativo la escritura por
la que en 932 los condes Alfonso y Justa conceden a la Abadía de Lebanza una
amplia donación; por esta escritura y por otros documentos lebaniegos de estos
mismos años, puede suponerse que en Liébana y en la Montaña Palentina gobierna
un conde y también se deduce del documento que en esta última comarca parece
existir una incipiente organización administrativa, mencionándose los
territorios o alfoces de Cervera, Peñas Negras y Santibáñez (de Resoba),
constituidos en torno a puntos fortificados o castillos.La localidad de Piedras
Negras se despobló a finales de la Edad Media, entre otras razones, por el
descenso demográfico causado por la Peste Negra durante la segunda mitad del
siglo XIV. El alfoz de Cervera (Cirvaria o Zerbaria)
tuvo su principal baluarte en la cumbre del cerro en cuya ladera se halla la
iglesia parroquial, de aquí que la imagen mariana de ese templo sea venerada
bajo la advocación Santa Mª del Castillo. En esa localidad existía otro bastión
de menor importancia en la Peña Barrio y, quizá también por esas fechas, un
tercero en Vallejera (o Vallojera). La primera constancia documental de Cervera
aparece en el pacto fundacional del monasterio lebaniego de San Pedro y San
Pablo de Nouroba, subscrito en el año 819 durante el reinado de Alfonso II de
Asturias. No existe constancia textual de más alfoces en el resto de este
territorio. En el primer cuarto del siglo IX, como consecuencia del avance de
la reconquista y el alejamiento hacia el sur de la frontera del reino
cristiano, la comarca cismontana, ya pacificada, fue repoblándose de gentes del
otro lado de la vertiente cantábrica, que se veían empujadas por la presión
demográfica; por lo que «en estos momentos empiezan a llenarse de vida los
valles que se agazapan al sur de los montes de Reinosa». Por el hecho de que
salieron de aquellas montañas, estos advenedizos moradores fueron denominados
‘foramontanos’. La Carta-pueblade Brañosera, datada en el año 824,
tambie´n del reinado del segundo Alfonso, es el testimonio escrito más
significativo de esta repoblación.
La merindad de Liébana-Pernía y el condado de Pernía
La región cismontana del Condado de Liébana o, si se
prefiere, los mencionados alfoces de Piedras Negras y Cervera fueron
adquiriendo una identidad diferenciada del resto de la jurisdicción condal y
una progresiva vinculación a la iglesia de Palencia. En este doble proceso
influyó notablemente el comercio, condicionado, a su vez, por la orograf ía de la comarca. Ciertos productos
agrícolas de la meseta, como el trigo, el vino y el aceite, eran demandados por
los lugareños de aquellas altas tierras por la dificultad que entrañaba su
cultivo en montaña. Por contra, las manufacturas de la madera y de la piedra,
tan abundantes en la Cordillera, encontraban en la meseta castellana su mercado
propicio. Los preciados pastos estivales de montaña fueron también destino de
la trashumancia de ganados de la planicie castellana y, posteriormente, de
Extremadura. Más aún, la orograf ía más llana de la meseta privilegiaba las
comunicaciones hacia el sur. El comercio hacia el norte, por el contrario,
estaba más debilitado, por causa de la homogeneidad de los productos a
comerciar y por la dificultad que entrañaban las montañas para las
comunicaciones terrestres. A estas razones, se añadieron otros motivos
jurisdiccionales, tanto de índole eclesiástica como civil.
En 1034 es restaurada definitivamente la diócesis de
Palencia, hecho que vendrá a tener a tener notable influencia en la
organización territorial y administrativa de La Pernía, particularmente por los
derechos temporales que adquirirán los obispos con las donaciones regias que
recibirán de lugares y términos de la comarca. El rey Fernando I confirma en
1059 los límites de la nueva diócesis, cuya zona más septentrional será el
alfoz de Mudá; a pesar de las reclamaciones de Burgos sobre este territorio, el
alfoz quedará finalmente incorporado al obispado palentino y en su momento, a
la merindad perniana. De 1037 es el documento según el cual Elvira Favílaz pone
la iglesia de San Salvador de Cantamuda bajo la dependencia directa de la sede
de Santa María de León, donando además a la catedral leonesa un crecido número
de posesiones en Pernía, Liébana y Saldaña, confirmándose además esta donación
por otro documento de 1069. Elvira es viuda de Munio Gómez, de la familia
condal de Saldaña, y la tradición hace a estos magnates protagonistas de la
leyenda de La Venganza del Conde, en su escenario de la Peña
Tremaya. Los documentos anteriores están recogidos en el Tumbo de la
Catedral de León y ofrecen varios datos interesantes: son los primeros
documentos en que aparece el nombre de Pernía, se señala la existencia de un
nuevo alfoz, el de Tremaya, y se confirma la fundación de la iglesia de San
Salvador por la condesa Elvira. También de esta época es el denominado Fuero
de San Salvador de Cantamuda, concedido en 1059 por Elvira Favílaz,
eximiendo a la villa de “malos fueros” (mañería, rapto, nuncio y homicidio) y
del que al parecer se conservaba una copia tardía en el archivo de la iglesia
de San Salvador.
En relación con el término Pernía, se ha indicado alguna vez que podría aplicarse aquí al primitivo alfoz de Peñas Negras; sin embargo, parece que siempre se aplicó a toda la comarca que constituirá la futura merindad, conjunto de los cinco alfoces que se han mencionado y que más tarde darán lugar a “tenencias” propias y separadas, acreditadas documentalmente: Cervera, Peñas Negras, Resoba, Mudá y Tremaya.
Mientras tanto Liébana y lógicamente Pernía, siguen
dependiendo de los condes de Saldaña, manteniéndose esta situación hasta 1117,
fecha en que fallece Pedro Ansúrez, último Beni Gómez que como conde de Saldaña
gobernó Liébana y Pernía. Después de esto, ambas comarcas parece que salieron
de la esfera de influencia de Saldaña, constituyendo una entidad territorial y
administrativa aparte. Se generaliza el régimen de “tenencias” para el
ejercicio del poder real sobre los diferentes territorios, que suelen estar
relacionados con los antiguos alfoces. Así, en Pernía se registran las cinco
“tenencias” locales indicadas anteriormente, mientras que en Liébana aparecen
ocasionalmente dominios ligados a los diferentes valles de la comarca. En
1125 vuelve a aparecer documentalmente el nombre de Pernía: en una escritura
del monasterio de Piasca de dicha fecha, copia del siglo XVIII, Rodrigo
González de Lara figura como señor de Asturias, Aguilar, Liébana y Pernía; éste
último territorio englobará a todos los mandatos locales de la comarca, pues
nunca se menciona “tenencia” en Pernía al mismo tiempo que alguna de las
“tenencias” locales. Durante algún tiempo alternan las refe rencias a Pernía con las de los
mandatos locales, pero a partir del segundo cuarto del siglo XIII se unifican
en una sola “tenencia” de Pernía, unida a la vecina comarca de Liébana. A
partir de los años finales del siglo XII comienza a ser habitual que entre los
personajes que confirman los documentos jurídicos figuren los merinos,
funcionarios de la justicia. Se crea la Merindad Mayor de Castilla, cuyo
titular era nombrado por el rey, dependiendo de ella las merindades menores,
una de las cuales será la de Liébana y Pernía. Al configurarse las merindades,
se va consolidado en Castilla una estructura administrativa estable, que puede
conocerse con gran exactitud por el Libro Becerro de Behetrías de
1352. Durante la primera mitad del siglo XIII se mantiene aún el sistema de
“tenencias”, pero en 1261 es creado el cargo de Adelantado Mayor, que venía a
sustituir al Merino Mayor y que tenía también atribuciones de carácter militar.
El primer Adelantado Mayor es Pedro Núñez de Guzmán, que es también el último
prócer que figura gobernando Liébana y Pernía. Así pues, parece que finaliza el
régimen de las “tenencias” o “mandaciones”, conservándose, sin embargo, la
condición administrativa de las merindades.
Desde la restauración de la diócesis de Palencia en el siglo
XI, su obispo gozaba de autoridad eclesiástica sobre La Braña, las localidades
más septentrionales de las actuales comarcas de La Pernía, las poblaciones del
valle de Río Frío, las localidades más altas del valle de Polaciones y, a modo
de enclave dentro de la diócesis leonesa, el arciprestazgo de Bedoya. La
jurisdicción eclesiástica del obispo de Palencia se vio reforzada en el siglo
XII con la concesión de autoridad civil como Señor de una parte de las
poblaciones de donde ya era obispo y de algunas otras localidades
pertenecientes a la diócesis de León. Dos siglos más tarde, se llevaría a cabo
la concesión del título de Condado de Pernía al mencionado Señorío del obispo
de Palencia sobre aquellas localidades. Aquella comarca también supuso en el
siglo XIV el lugar de encuentro de la nueva nobleza de la familia Fernández de
Velasco, Condestables de Castilla y, posteriormente, duques de Frías, con la
nobleza tradicional de los Mendoza, duques del Infantado y marqueses de
Santillana. La familia de los Fernández de Velasco buscaba desde su sede en
Herrera de Pisuerga el acceso a los pastos estivales de aquellas montañas siguiendo
la cañada segoviana. El encuentro de ambas familias se consumó a finales del
siglo XV con el matrimonio de los condestables de Castilla Pedro Fernández de
Velasco y Mencía de Mendoza. Sin embargo, fue una rama colateral de estas
sagas, la familia de Fernández de Velasco y de la Cueva, condes de Siruela,
quien desde su residencia de Cervera de Pisuerga adquirió y ejerció gran
potestad sobre la comarca.
Las localidades y el concejo de La Pernía
Durante la Edad Moderna la importancia recayó en los «veinte
y quatro concejos de Pernía» en detrimento de esta entidad aglutinante; por lo
que ‘Pernía’ pasó a ser un mero refe rente territorial o histórico que confería a esas
localidades cierto sentido de pertenencia y vínculo relacional con el reino de
Asturias y con su antiguo condado de Liébana. Aunque por ese tiempo el término
La Pernía denominaba en ocasiones únicamente a las poblaciones que se hallaban
en la cuenca más alta del río Pisuerga, que coinciden con las que componen el
actual municipio homónimo; eran los «doze lugares de Pernía». Este vocablo
'Pernía' desapareció de la oficialidad administrativa civil a mediados del
siglo XIX; más aún, de esos doce concejos, ocho pasaron a ser municipios. Estos
ocho ayuntamientos quedaron reducidos a tres alcaldías en el primer tercio del
siglo pasado: Lores, Redondo-Areños y San Salvador de Cantamuda. Sin embargo,
en 1976 se retomó el nombre histórico de ‘La Pernía’ como denominación de un
único ayuntamiento que agrupaba esas doce localidades. Por contra, el condado episcopal
de La Pernía se mantuvo, cuando menos nominalmente, hasta el concilio Vaticano
II, que prohibió los señoríos eclesiásticos.
El origen del nombre de La Pernía
La constitución de la comarca cismontana del condado
asturiano de Liébana como entidad administrativa independiente requirió una
denominación propia, que, en este caso, fue el nombre de ‘Pernía’ o ‘La
Pernía’. El primer testimonio escrito de este vocablo proviene, como se ha
dicho, al siglo XII. Aunque se carece de documentación que nos refiera con
certeza su origen y significado primigenio, cabe la posibilidad de intuirlos,
siempre que se parta de la premisa de que ‘Pernía’ es un término románico.
Partiendo de este supuesto, ante todo, se ha de descartar su relación con la
raíz latina pern‑, que significa ‘pierna’, por la dificultad de
vincular este significado a un término geográfico o entidad administrativa.
Así, pues, cabe suponer entonces que el vocablo 'Pernía' surgiese de la raíz
latina clásica penn- (o pinn-), que se podría
traducir como 'ala' o 'almena'. De esta raíz surgieron en el medievo los
vocablos penna, pena, pinna o, más significativamente, penia,
que adquirieron en esa misma época también las acepciones de '’peña’ o de
'fortaleza'. Descartando el primero de estos dos significados medievales, nos
decantamos por que 'Pernía’ significase en su origen 'fortaleza' o,
si tomásemos su terminación final como un sufijo distinto, esto es, penna-,
pena-, pinna-, penia- + -ia (=comarca, región,
país,…), entonces 'Pernía' significaría 'comarca o región fortificada'. Este
término seguiría, pues, una significación análoga al locativo 'Castillería',
que es el nombre de una comarca limítrofe al actual municipio de la Pernía y
que por aquel entonces formaba parte de la merindad Liébana-Pernía. Todo hace
pensar que 'Castillería' significaba en su origen 'comarca o región de
castillos o pequeños castros fortificados'. Esta interpretación se adecua al
hecho de que, como se ha dicho, durante el primer siglo del Reino de Asturias,
cuando aquellas montañas eran frontera y defe nsa natural del reino asturiano, se
reforzó el valor defe nsivo de la orograf ía. A este fin se construyeron
castros sobre los altozanos, para albergue de guarnición en las épocas del año
proclives a las incursiones y al saqueo. Aquellos baluartes sobre las cimas
montañosas fueron, pues, los que, a nuestro juicio, dieron nombre a ‘La
Pernía’.
La lengua de La Pernía y la toponimia.
La lengua propia de La Pernía se incluye dentro del dominio
lingüístico del asturiano, formando parte de su variedad dialectal oriental,
caracterizada por el mantenimiento de laefe latina mediante aspiración de
la misma (f.uente, f.umu, f.itu...).
Otro de sus rasgos fonéticos típicos y determinantes es el
de la palatalización (llosa, llende, llares, llazos, llama, llueza, llera...)
así como el mantenimiento del grupo latino –mb- (lomba, lamber, lambreña...) y
otros resultados evolutivos asturianos del grupo -li>y- característicos
(Olaya, Santiyana, Santuyán, regüeye, regoyo, milayo, tremaya, ruya, payules...).
Son abundantes los diminutivos en –ín- (colladín, lloventín,
correntín, Pachín, culín, escarpín...), los finales masculinos en –u (hoy u, colláu, ríu, prau, jatu...) las
guturalizaciones iniciales (güevu, güecu, güesu, güerta, gomitar...); les
preposiciones de llugar del tipu so- (so la peña, so pontón, so los güertos, so
la cuesta...); uso de formas verbales típicas del asturiano (diz, tien, vien,
sal...); uso persistente de diptongos asturianos (sietecientos, juegar,
güétagu, duerna...), contracciones del tipu pal, tol, nel...; y otros rasgos
más que definen a la lengua asturiana. La toponimia autóctona de La Pernía, si
bien también sufrió un proceso de castellanización, no deja de presentarnos
manifestaciones lingüísticas que son propias del asturiano como lengua que es
propia de este territorio de La Pernía.
A continuación ofrecemos un listado de topónimos de La
Pernía que ofrecen inequívocos rasgos que son comunes y propios de los del
asturiano y que se mantuvieron a lo largo del tiempo sin castellanizar, aunque
este listado no pretende ser un estudio completo de toda la toponimia de La
Pernía y algunos reflejen una cierta castellanización, sí que son un buen
ejemplo del buen estado de conservación tanto de la lengua asturiana en La
Pería como de su toponimia más autóctona.
- Agüera
- Altu
Regüeye
- Amayuelas
d’Ojeda
- Fonte de
L’Arbeja
- Arbejal
- Argañal
- Los
Argañales
- Los
Argañosos
- Arroyo
Pumar
- Bardales
- La Braña
- Brañosera
- Los
Brezales
- Caminu de
Los Llagos
- Caminu
Pindiu
- Cantillagua
- Canto de
La Lomba
- Cayuela
- Los
Cinchos
- La Collá
- Colladín
de La Corte
- Colladín
de Las Eras
- Las
Collallosas
- El Colláu
- Corcu
- Coviello
-
Cruciacaminos
- Cuesta
Pindia
- Los
Curiegos
- Eras de
La Llosa
- La
Escampá
- Fanfarrá
- Los
Farrucones
- La Fila
- Frades
- Friera
-
F.ospedroso
- La F.oya
- F.uan
Francés
- F.uan
Fría
- F.uan
Petras
- F.uan
Seca
-
F.uandebaila
- F.uanfría
- La
F.uanomal
- F.uanomán
-
Fuentallona
- Fuente El
Llorido
- Fuente
Gotiello
- Fuente
Los Bardales
- Fuente
Los Casares
- Fuente
Urdial
- Fuente
Regoyo
- El Hoyu
- El Hoyu
Encimeru
- Lanza
Piecu
- La Lomba
- Las
Lombas
- Lombatero
- Las
Lladas
-
Llaguillos
- Los
Llagos
- La Llama
- La
Llanada
- La
Llanera
- Las
Llantadas
- Las
Llantas
- Los
Llazos
- Los
Llazuelos
- Llella
- Llende
(arroyu)
- Llende
(llugar)
-
Lleramanzano
- Llongar
- Llosa
- La Llosa
- La Llosa
de los Mancebos
- Llosas
- Lloventín
- Lloza
- La Llueza
- El
Manzanal
- Matalloso
- Molín
Viejo
-
Mollorente
-
Montalomba
- Orzanéu
- El Pando
- Los
Payules
- Pechera
Pindia
- Peña
F.oraílla
- Peña
Melera
- Peña
Milayo
- Peña
Prieta
- Peña
Tremaya
- Perayesto
- El
Perujal
- Pescayo
- Picu
Pumar
- El Pomar
- Pomar de
Valdivia
- Pumar
- Pradolaya
- Praos de
La Dehesa
- Praos de
Payuelas
- Prau
Corra
- Prau del
Esgobiu
- Praugallo
-
Prauf.ugal
- Prau la
Iglesia
- Praulera
- Prau
Llamazares
- Prau
Pedregosa
-
Prellarena
- Puente
Pucherín
- La Puente
Cimera
- Rebanal
de Las Llantas
- La Regá
-
Riuplamnes
- La Ruya
- Santuyán
- Sel de la
Fuente
- El Sel
- Los Seles
- Socolláu
-
Solacuesta
-
Soladehesa
-
Solaiglesia
- Solamata
-
Solariegas
- Sollano
-
Solosgüertos
-
Sombalomba
- Somonte
- Sopeña
- Sopeñanos
- Sopontón
- Sorrobléu
- Sosa
- Tremaya
- Trespeñas
-
Valdebedules
-
Valdellavino
-
Valdepepín
- Valderrín
- Valdiduerna
- Valduyo
-
Valsadorín
- Valtolaya
- El Vao
- Vega
Llares
-
Vegallares
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